domingo, 7 de febrero de 2010

Entrevista a Carlos Reyes

Carlos Reyes (1967) vive dedicado a la historieta chilena. Comunicador audiovisual, realiza guiones para cortometrajes, piezas teatrales y comics. Trabaja actualmente en diversos proyectos: la edición de la revista internacional de historietas Suda Mery K!; en el sitio www.mortis.cl y su productora Arcano Cuarto, en donde junto a todos los cofrades del horror está gestando el regreso del mítico Dr. Mortis; en la edición de volúmenes recopilatorios de historieta chilena junto a su amigo, el dibujante Vicente Plaza; en su programa radial de historietas "Viñetas del fin del Mundo" para el centro cultural de España en Chile y es miembro fundador de la novel Feroces Editores, editorial de historieta chilena.

Hace poco estuvo por Lima. Gabriel Zárate le realizó una importante entrevista en su blog El lector de historietas. A continuación, reproduzco algunas preguntas y resuestas que me parecieron interesantes:

Gabriel Zárate (GZ): Revisando la calidad de las pasadas y diversas publicaciones chilenas como El Peneca, Pobre diablo, El Pingüino, Condorito y el Dr. Mortis, uno puede concluir que Chile fue el país en Latinoamérica que más cerca estuvo en un momento del gran adelanto que ostentaba la historieta argentina. En tu opinión ¿Porque en Chile se estanco de este auspicioso desarrollo?

Carlo Reyes (CR): Creo que es algo que paso en todos los países de Latinoamérica. No solo en Chile, en Argentina paso lo mismo. Algunos culpan el advenimiento de las dictaduras militares, otros culpan la presencia cada vez más fuerte de la televisión y yo percibo que es una mezcla de todo eso. Primero cuando llegan los militares a nuestros países, viene no solo la debacle económica, sino también la debacle moral, política, cultural, el asesinato de miles de compatriotas que fue lo más grave y también la desaparición de los kioscos de revistas de historietas. Chile como bien dices y Argentina, tuvieron una era de oro de historietas donde se publicaba muchísimo y se exportaba a otros países, lo que para nosotros hoy es impensable. Se vendían 15 mil, 20 mil, 30 mil ejemplares de revistas que salían a diversos países de Latinoamérica. Esa fue la época de oro de nuestra historieta. Tengo la sensación que lo que produjo esa debacle de la que tú hablas es una suma de elementos. En Latinoamérica y en el mundo entero hay seguramente mucha gente que lee cada vez menos, el advenimiento de nuevas tecnologías ha hecho que eso aumente, se habla incluso de la muerte del libro. Yo no soy tan apocalíptico, se habló que el cine mataría la radio, que la televisión mataría al cine. Siempre tenemos esos discursos apocalípticos sobre las nuevas tecnologías. Pienso que no va a ser así, el libro ha sobrevivido durante todos estos años y creo que va a sobrevivir. El contacto con el objeto (pues el dibujo es un objeto) que uno quiere tocar, no solo que pueda mirar virtualmente a través de una pantalla. Van a convivir ambos en el futuro y eso no va a mermar a la historieta, al contario en nuestros países está aumentando la producción de historietas y eso es notable. Ya han pasado cuarenta años de esta debacle editorial que no solo afectó a la historieta sino a la literatura, a la cultura en general. Yo no soy un tipo apocalíptico, más bien soy optimista. Creo que se siguen editando cada vez más historietas. Jamás vamos a volver a recuperar esa época de oro de la historieta que ni siquiera los norteamericanos han podido volver a tener porque pareciera que nosotros creemos que en los EEUU se venden millones de ejemplares de comics y no es así.

GZ: En Argentina los jóvenes dibujantes al no contar con una industria editorial solida se forman pensando en acceder al mercado europeo. En el Perú los chicos no pasan del artesanal fanzine contracultural bajo la influencia de Crumb y la historieta alternativa ¿Que ocurre en Chile con sus nuevos historietistas? ¿Cuáles son las condiciones actuales para el crecimiento del comic chileno?

CR: Yo creo que la existencia de fanzines es fundamental. El fanzine provoca tanto en el lector como en el autor una suerte de periodo de aprendizaje, de incubación de ideas. El fanzine en nuestro país es una industria que ha crecido mucho, si podemos decirle industria al mundo del fanzine. Se publican cada vez más fanzines con autores increíbles. Es ahí donde nosotros empezamos a ver que se viene. El fanzine es futuro eterno para mí. Los nuestros no se comparan a los fanzines europeos. Cuando veo un fanzine francés para nosotros es un libro de lujo y para ellos es un simple fanzine. Nuestros fanzines son fotocopiados, son hechos con corchetes (grampas). El fanzine debe existir influenciado por Crumb o por quien sea, me parece notable. Es ahí donde se foguea un nuevo autor y eso es lo que ha permitido mantener viva la historieta en Chile.

Nunca se dejaron de hacer fanzines contraculturales ni humor grafico y eso permitió que el germen de la historieta se mantuviera durante la dictadura de Pinochet y el advenimiento de la democracia en los noventas y hoy ha permitido que gente como yo pueda reunirse con otros amigos y crear editoriales independientes jóvenes, nuevas, de pequeños tirajes, con autores antiguos y nuevos. El futuro de la historieta esta en los fanzines. Voy a ferias de fanzines y vendo revistas de fanzines también. Vendo el libro caro de cien páginas a color con lomo y me gusta también comprar el fanzine fotocopiado porque es allí donde yo me entero de lo que está pasando, de lo nuevo que está surgiendo. Me encanta ir a la feria de fanzines como a la feria de libros oficiales. Soy un hombre de esos dos mundos porque vengo del fanzine también. Que ahora he subido editando libros con mis amigos, con Feroces Editores y con mortis.cl. Eso no me impide seguir sintiéndome un fanzinero en el fondo. En Chile lo que ha permitido esta nueva explosión de historietas está en que muchos jóvenes están produciendo al mismo tiempo que nosotros, mucha producción independiente en fanzines fotocopiados o xerografiados de notable calidad.

GZ: La carencia de una industria editorial nacional que se interese por de la historieta en nuestros países es terrible. Tú apuesta personal es por fomentar la autoedición, pero eso impide la profesionalización del oficio. En tu opinión: ¿porque la industria editorial latinoamericana no le da importancia a la historieta?

CR: No lo sé, no sé porque no le da importancia, pero lo que sí sé es que está empezando a darle. En mi país Alfaguara y Ediciones B que son multinacionales reconocidas, están editando humor grafico e historieta, lo que para nosotros es asombroso, nunca había pasado, nunca había sucedido. Soy optimista, defiendo la autoedición, porque en Chile la autoedición no fue algo que pudimos elegir, era algo que había que hacer. Durante mucho tiempo nadie editaba nada. Si nadie puede hacerlo por ti, mi lema es “Al que se le ocurre lo hace. Hazlo tú por ti mismo”. Una suerte de punk editorial. “Nadie lo hace, lo voy a hacer yo”. Si nadie edita los libros que quiero ver en mi biblioteca lo voy a hacer yo.

Esa es la autoedición, pero estoy viendo que en mi país la industria editorial chilena está mirando a la historieta con buenos ojos. Esta editando poco, lentamente, no tiene un éxito editorial gigantesco, pero por primera vez después de cuarenta años lo está haciendo. Me parece notable y nosotros los independientes estamos creciendo, estamos haciendo una edición cada vez más profesional. Estamos haciendo ediciones baratas, accesibles, con distribución en todo el país. Todavía no vendemos lo que esperamos vender para hacer de esto una empresa solida, pero estamos creciendo y yo tengo paciencia. No es algo rápido, puede demorar bastantes años más.

Leer la entrevista completa aquí.

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