Por: Carlo Gonzales
Ocampo
Reconfortante y cautivadora la manera de contar
que desarrolla Ale, una imagen de página de una expresividad arrebatadora y
suficiente para ser leída en las pautas que ella plantea. Su composición
esta expresada como narrativa de excepción
en síntesis de imagen y palabra, llegando el pensamiento del personaje a tener
un discurso gráfico y textual propio. La ilustración al servicio del relato, pero siempre el relato. Una
línea limpia que acude a la mancha; una mancha que se refuerza en la celeridad
de la línea.
Los personajes de Ale están comprometidos como
solo se puede comprometer uno consigo mismo; estos transitan por un mundo que parece
desprovisto de placer o satisfacción, y guardan para si esa sonrisa tan desprovista de parecido. El desafió
cotidiano de la vida los hace más singulares en cada momento. Sus preguntas son nuestras y
la historia se nos complica simplemente porque se les complica a ellos. Al final alcanzamos a leer las
crisis existenciales de sus personajes
como acontecimientos bellos en la medida
en que su resolución permite otorgarle un sentido a su existencia en pro de un
proyecto vital.
Las des adaptaciones de sus personajes están
fundadas en las percepciones del mundo y en las formas de la tragedia; les es preciso inventarse una moral que cobije su
libertad humana: sus sentimientos de angustia, desamparo y desesperación.
Lucinda la niña del impermeable es una esplendida
historia, que íntima y agradablemente nos conduce,
desde los ojos de la niña, a la tierna posibilidad de tocar sus
cartones; cartones en los que nos proyectamos; aquellos que nos significan
una cubierta que puede albergarnos o una superficie que puede
albergar nuestra creación. La tragedia se nos presenta con el desgarro de la
finitud de esta vida cartonera, algo que termina matando un poco a la niña y a
nosotros.
La máxima riqueza de este relato esta en lo que
cuenta sin contarlo. Bien logrado el planteo del porvenir contemplado. El ser y el parecer; la
niña y su impermeable; la niña y el elemento de protección, delimitación,
identificación… al final solo un elemento más de un mundo que requiere ser
propio ante todo lo que se contempla como ajeno. Un retrato psicológico
perfecto de ser y circunstancia
Alexandra Torres Novoa
Trujillo, Taller de Historieta de Alexandra Torres
No hay comentarios:
Publicar un comentario