Khan: El Monje Guerrero es la historieta más popular del autor
limeño Paulo Rivas, que mezcla aventura, humor, acción, romance y fantasía en una
estética que combina el manga y anime con la cultura friki y el caos de Lima.
Khan se publicó originalmente en
la revista Manga Express, en 1998, en
aquella época en que las revistas que difundían el manga y anime se pusieron de
moda entre los aficionados de Lima y provincias. La revista más popular, Sugoi, publicaba el Mangakán, compendio de nóveles autores peruanos que imitaban el
manga lo mejor que podían. Manga Express, su rival directa, le daba un espacio
al trabajo de Rivas, que se distinguía en aquella época no por un dibujo tan
elaborado sino por su sentido del humor y la soltura para componer páginas en
mayor tamaño (a diferencia del Mangakán, que se publicaba en papel bulky y en
formato A5, las páginas de Khan se imprimían en papel bond y en formato A4).
Esta miniserie inicial, de veinte
páginas, narraba el enfrentamiento entre el monje guerrero y el primer Jak, criatura
antagonista de la saga y representante del mal.
Fragmento de la saga original. Khan se enfrenta al Jak original, con el apoyo de Jano y Targus, personajes que volverían a aparecer en la precuela.
Diez años después, Paulo retoma
el proyecto, elaborando la precuela del enfrentamiento, donde se aprecia el
entrenamiento de Khan para convertirse en monje guerrero en una miniserie de cinco
números (cien páginas de historieta) publicados entre el 2008 y el 2013, en
formato A5, a través de su sello editorial Perro
Muerto Producciones.
Esta saga, distribuida
principalmente en ferias de historieta, como la sección comic market del evento Otakufest,
se puede dividir en: el encuentro de Khan con su maestro Kaji; la separación de
su madre para poder ser entrenado; la llegada al legendario templo sagrado de los
monjes guerreros, el duro entrenamiento ahí y la aparición de la Jak del nuevo
milenio. Pero lo que distingue a la historieta no es esta estructura sino la
parodia que hace de ella y los clichés que aprovecha Paulo en cada página.
Así, el entrenamiento de Khan es
un gran flashback que se contrasta con el enfrentamiento presente entre Khan y
el primer Jak. Enfrentamiento que incluye arrojarse camélidos, jugar Yu-Gi-Oh! o Left 4 Dead en el Centro Comercial Arenales, todo esto con el
auspicio de Caldorade, el legítimo
caldo de gallina energizante. El entrenamiento, por otra parte, implica
resolver acertijos sobre telenovelas mejicanas, aprender trucos de magia, ser
cobrador de cúster y torturado una y otra y otra vez por su maestro Kaji.
Cuando Khan le pregunta al chofer de la cúster si es un monje guerrero, éste le responde: "Chibolo, soy Roy Fokker, soy lo que me da la gana".
Un estilo depurado desde la saga
original, apropiándose eficazmente de la estética manga, y secuencias delirantes
que te hacen reír en cada página, hacen de Khan una historieta muy entretenida,
llena de detalles, fantasía y, sobre todo, humor. El humor gráfico de Paulo no
es el que estamos acostumbrados a leer en diarios. Su mundo es otro, parodia
ficticia de animes, videojuegos y películas, que combinados exageradamente terminan
siendo los condimentos de una obra personal que, ojalá, podamos seguir viendo
en otro proyecto suyo, donde pueda seguir, también entrenando, su lenguaje
creativo.
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