lunes, 28 de abril de 2014

Investigadores de la historieta chilena: detectives de las viñetas (fragmento)

Carlos Reyes y Jorge Montealegre


Leyendo el sitio web Ergocomics, me acabo de enterar de la entrevista Investigadores de la historieta chilena: detectives de las viñetas que el sitio especializado Mesa Gráfica les hizo a los investigadores Carlos Reyes y Jorge Montealegre, respecto de su ejemplar labor de rescate de la historieta chilena. A continuación, reproduzco un fragmento con las preguntas que más me interesaron:

El año pasado entrevistamos al dibujante chileno Gonzalo Martínez y una de las cosas que más nos llamó la atención es que él hablaba de la subvaloración de la historieta chilena por los mismos chilenos. Él dijo: “La historieta es parte de nuestra cultura, pero no nos damos cuenta”. ¿Están de acuerdo? Y ¿qué creen que es necesario cambiar para que desaparezca esa subvaloración?
Carlos: Es que depende de quién la subvalore, porque hay mucha gente que admira la historieta, y en general me parece que los chilenos subvaloran todo lo que está impreso en este país. También creo que el origen de la historieta, esa mezcla extraña entre letras y dibujos, es bastardo. Recuerden que nace en un diario amarillista estadounidense, cuando se publica The yellow kid, entonces me parece que ese origen bastardo la marca un poco al principio. Luego se comienza a pensar que, como los niños son los que más son seducidos por el dibujo, la historieta debe contener sólo temáticas infantiles, y en Estados Unidos se llama “comic”, porque su principal característica es el humor. A mí me parece que la historieta, por sus cualidades de bastardía, ha sido criticada siempre. Y porque después vienen los superhéroes y éstos se asocian a lo nerd, al hombre adulto que sigue siendo un niño, y por un momento las historietas comienzan a alimentar sólo a ese mundo nerd y ahí sí que hubo un “secuestro del cómic”, porque era muy de nicho. Entonces, por mucho tiempo, todo eso atentó contra este arte. La historieta es un lenguaje maduro que no necesita validación. La historieta no necesita adaptar grandes obras de la literatura para encontrar validez, porque es un lenguaje en sí misma, un medio de expresión. Sin embargo, por mucho tiempo la educación fomentó la idea de que la historieta, al incluir dibujo, no es literatura. Quimantú, en su tiempo, hizo historieta política, a veces muy evidente, y eso también influyó en que muchas personas dejaran de leer cómics. Entonces, hay muchos factores que han afectado la percepción de los chilenos respecto a la historieta. Recordemos el escándalo que se armó cuando se supo que el maletín literario del gobierno contenía historietas. Una escritora, incluso, lo calificó como algo nefasto. Yo recuerdo que antes, si yo llevaba una revista de historietas al colegio, el profesor me la quitaba, la guardaba o hasta la rompía. Ahora, los profesores le piden a los alumnos que lean historietas. Entonces, las cosas están cambiando.
Jorge: Yo creo que lo que ha estado cambiando es que las personas que están haciendo cómics e ilustración tienen una libertad que antes no se tenía, y no estoy hablando de la cosa política, sino que no hay necesariamente una forma chilena de dibujar, una manera que tenga continuidad, por lo tanto, todas las formas son válidas. El nivel de información que hay sobre lo que se hace en otras partes es increíble, o sea hay una cuestión de voluntad de querer saber cómo dibujan en el país que se te ocurra y, por lo tanto, la página en blanco es muy grande, muy grande. Curiosamente yo ayer estaba revisando un libro que se llama Ilustración a la Chilena, que me pareció muy bueno y justamente me pareció que no necesariamente es “a la chilena”, en el sentido que ahora es muy complicado decir que hay poesía, dibujo o música “a la chilena”, porque hay libertad de temáticas y de técnicas, y siempre se está pensando en un mercado amplio, no solamente para Chile. Por lo tanto, es cada vez más difícil decir que una expresión que tiene un lenguaje universal, como es el gráfico, tiene una expresión nacional. Ahora, está la voluntad del dibujante que puede tener una cierta pretensión de representatividad nacional, pero eso es propio de cada uno.

Sabemos que hay muchas diferencias entre lo que se hacía en la edad de oro de la historieta chilena (1950-1970) y lo que se está haciendo ahora, diferencias tecnológicas, oficios en la línea de producción que ya no existen o relaciones profesionales, como las del dibujante maestro y el dibujante discípulo, que ya no se dan. Pero, ¿qué es lo que permanece?, ¿qué es lo que hermana el trabajo que se hacía antaño con el que hacen los historietistas actuales?
Jorge: Hay autores que mediante sus personajes le han dado una continuidad a la historieta chilena. Y de ahí pueden haber salido discípulos o no, pero hay un momento en los años 80, dentro del cómic experimental, en el fanzine, en que se imponen los personajes de los años 40 y algunos de los 60, como Condorito, Pepe Antártico o Mampato. Ellos son parte de la historieta cómica chilena más consolidada, y hay dibujantes más jóvenes que aprendieron de esas revistas y luego tuvieron su propio discurso.
Carlos: Es que… lo particularmente chileno para mí siempre es un problema. Cuando en los 80, Los Prisioneros hacían rock o ska, la gente les preguntaba por qué lo hacían si eso no era chileno, y ellos les respondían que claro, originalmente no era chileno, pero que si era hecho por chilenos, lo era. Bueno, yo creo que lo que une a los historietistas del pasado con los del presente es una larga tradición de la que ni ellos son conscientes, porque está en el ADN de lo que leyeron. Porque como decía Gonzalo Martínez… o Miguel Ángel Ferrada, ya no recuerdo quién fue (risas), si tú has leído Condorito, ya eres un lector de historieta chilena, aunque después no lo sigas haciendo. Por ejemplo, ¿cómo le llamamos a un hombre que hace todo lo que dice su señora? Macabeo*, y esa palabra viene de una historieta chilena muy popular en su época (1940). Hay muchas palabras que usamos que vienen de la historieta. Entonces, es posible que no todos los chilenos conozcan los cómics que se están haciendo ahora, pero todos han leído alguna historieta chilena, y todos conocen Barrabases, a Mortis, a Pepe Antártico y, por lo tanto, la historieta está en el ADN de todos los chilenos. Yo recuerdo que cuando era niño iba a las casas de mis amigos del barrio y en todas esas casas, incluso en las de piso de tierra, había historietas. Y mucha historieta chilena porque era barata, accesible, y la gente la leía sin vergüenza. Entonces, en el ADN de los abuelos o en la retina de los tíos de uno, se puede encontrar el recuerdo de esas viñetas.

Ver la entrevista completa aquí.

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