miércoles, 5 de junio de 2013

DIARIO LA REPÚBLICA: COMETA 3


José Luis Carranza, el pintor de los rostros perturbadores, luce su arte en el último número de la revista Cometa y prepara nueva individual. 

Texto: Emilio Camacho. Fotografía: Milko Torres. 

El número 3 de la revista Cometa, dirigida por el periodista Marco Avilés, es monstruoso. Son 142 páginas contenidas en un formato de 39 x 29 centímetros. Demasiado grande para entrar en un morral y suficientemente ancho para cubrir una laptop.

Este miércoles el pintor José Luis Carranza vio por primera vez la edición de la revista. "Sí, es monstruosa", dijo, como quien toma distancia de algo peligroso.

Su reacción fue curiosa. Carranza es uno de los artistas convocados por Avilés para ilustrar una de las decenas de historias gráficas que contiene Cometa 3. Y la crónica que acompaña con sus acuarelas también remite a un engendro que causa escalofríos: Frankenstein.

Con los patrones anatómicos que caracterizan su obra (pupilas contraídas, ojos desmesuradamente abiertos y tejido expuesto alrededor de los mismos), el artista ayuda a contar la historia de los tres Frankenstein que llegaron a Lima desde Alemania y que terminaron olvidados en un cementerio del Callao, como si hubieran sido presa de una maldición.

Es lo suyo, lo tanático. En su trayectoria, Carranza no ha escapado de esta materia. Aunque él lo ve de otra manera. "Busco la belleza en cualquier expresión, en una flor o en un cuarto donde hay una res sacrificada", dice.

Y esa belleza de la que habla el pintor va de la mano del color. Hay una explosión de matices en las acuarelas de Carranza, demasiados azules, rojos, amarillos y verdes, aunque el tema reflejado en el lienzo sea la evisceración de San Anselmo. Y la luz es otra constante, está en todas partes, pese al contenido a veces aciago de lo que pinta Carranza. Es como si la intimidante iluminación de El resplandor, la película de horror de Stanley Kubrick de 1980 (por cierto, hay una copia de este filme en uno de los anaqueles del taller del artista), se trasladara a sus pinceles.

DESPOJOS EN CASA

¿Cómo terminó pintando de esta manera? El origen podría estar en los padres del artista. Él era médico y ella enfermera. Los tratados de anatomía eran pan de cada día en la casa paterna. "Y mi padre llevaba a la casa uno que otro despojo", cuenta. Y a continuación precisa que empezó a ejercitarse en el dominio de la anatomía humana desde su adolescencia, antes de ingresar a la Escuela de Bellas Artes, de la que egresó en el 2006.

Con diez individuales en su trayectoria, Carranza prepara para el próximo 13 de junio una nueva muestra en la galería Moll de Miraflores. La anterior se llamó El reflejo de tu muerte y eso no debería sorprender por el carácter que le ha dado a su trabajo.

Lo que sí asombra es que Carranza no disfruta del momento de la creación, o al menos eso dice. "Pintar no es un placer. El proceso es tedioso, muy tenso", afirma.

Luego sostiene que, antes que catarsis individual, la pintura debe ser valorada por el dominio del oficio. "Hay que ser buen albañil, saber hacer (...). De nada sirve pintar algo que luego requiera ser explicado en un texto que va al costado del cuadro", señala.

Tortura santa La Escuela de Bellas Artes, donde el pintor pasó varios años, está rodeada de templos católicos. La iglesia de Santa Clara está a cuatro cuadras de este centro de formación y un poco más allá, en Barrios Altos, están la iglesia de Santa Ana y la de la Virgen del Carmen. Pero el templo más cercano a Bellas Artes es la Basílica de San Francisco, que pertenece al estilo barroco.

Ambas cosas han inspirado a Carranza. El viejo estilo arquitectónico del siglo XVII y la representación católica de las cosas.

Y lo católico también le ha dado temas. El artista ha pintado las torturas a las que fueron sometidos santos como San Erasmo, al que le arrancaron las vísceras y luego envolvieron con esos mismos órganos. También ha revisado la tragedia de San Bartolomé, apóstol de Jesucristo que fue desollado vivo. "No soy religioso pero es interesante la vida de los santos", asegura. Quizá por ello en su taller brillen dos pequeños tomos, uno que resume la vida de los protagonistas del santoral católico y otro sobre ángeles. Esos son los rasgos de este creador, que piensa en trascender con su obra. "Hay gente que en lugar de hijos deja para la posteridad cosas muertas llenas de colores", asevera. Y luego vuelve a sus trazos como si nada.


Tomado de:
http://www.larepublica.pe/02-06-2013/la-mirada-del-asombro-perpetuo

No hay comentarios: