viernes, 5 de abril de 2013

Entrevista a Laura Vázquez (Argentina)

Reproduzco un fragmento de la entrevista que hizo Javier Mora (Sonaste Maneco) a la reconocida investigadora, guionista, escritora y docente argentina Laura Vázquez. Autora del texto El oficio de las viñetas. La industria de la historieta argentina. Directora y organizadora del Congreso Internacional sobre Historietas y Humor GráficoViñetas Serias. Actualmente, publica mensualmente la columna Ojo al cuadrito en la revista Fierro; y serializa la tira 70 metros cuadrados (con dibujos de Dante Ginevra) en el suplemento Historietas Nacionales de Télam.

Tira 38 de 70 metros cuadrados

¿Has sido desde siempre lectora de historietas? ¿Algún personaje ha cautivado tu imaginación? 
Sí, siempre leí historietas. De adolescente, recuerdo una en especial: Nippur de Lagash, de Robin Wood y Lucho Olivera. Alguna fantasía erótica tuve con ese personaje. ¡Con decirte que dormía con un Nippur y un Rocky bajo la almohada! Confieso que fui una adolescente enamorada de Sylvester Stallone. Leí repetidamente el tomo de Nippur que editó Columba. Me atrapaba esa cuestión de la errancia, del eterno viajero... Del hombre solitario, duro, incorruptible que nunca llegaba a enamorarse porque, en el fondo, temía ser lastimado. Muy de libro y psicología barata para minas de barrio, ávidas de aventura y rescate. Pero yo no lo comentaba con mis amigas. Todavía tenía ese sentido de la ubicación del que ahora carezco. En algún lugar me daba cuenta que era una freak y tenía que ocultarlo. El Eternauta lo leí “de grande” y recopilado, por supuesto. Recuerdo un poco de todo y al azar: El Corto Maltés, mucha serie de El Tony y Fantasía, de esas lecturas sólo retengo las imágenes pero no podría citarte los títulos. Después, estaban los personajes humorísticos, mi padre los traía de “a cajas”: Condorito, Pelopincho y Cachirula, Anteojito, Pochita Morfoni. Esos son los consumos que recuerdo. Y particularmente una revista llamada Pecosa. Creo que era española. Traía series para chicas pero como las comprábamos de saldo rara vez me enteraba de los desenlaces. ¡Me encantaban esas historietas! Por supuesto, eran de amor y desamor, nada especial. Yo era una bovariana provinciana que amaba el golpe de efecto del melodrama y las emociones fuertes. Consumía historietas como en el siglo XIX podría haber devorado los folletines y novelas de Víctor Hugo, Richardson o Sue.

¿La historieta para madurar necesita imperiosamente del ámbito académico y universitario? 
Para nada, la historieta no necesita de nada más que de los historietistas. Ahora bien, el rol del crítico, del académico, del investigador, del periodista, del divulgador (entendiendo cada una de estos actores de manera interdependiente y autónoma) es central en otro sentido. Son actores que aportan complejidad y enriquecen el campo. Si el cine, la fotografía, las artes plásticas, la literatura tienen sus intelectuales específicos, no entiendo por qué la historieta no. Que haya más críticos en esta etapa más que en cualquier otra es lo más saludable que le pudo pasar al medio en los últimos años.

¿Qué supuso Viñetas Serias? ¿Qué repercusión ha tenido dentro del panorama internacional? 
En 2012 la propuesta fue construir un ámbito de actualización, debate e intercambio productivo para los investigadores, de modo de acrecentar los objetivos alcanzados en la primera edición. Asimismo, se buscó articular el ámbito académico con el profesional para enriquecer productivamente el diálogo entre críticos, investigadores, dibujantes y guionistas. Es así cómo contamos con conferencias de apertura en la que dialogaron académicos y escritores (es el caso de Jorge Montealegre, Marcela Gené y Ricardo Piglia) y de clausura en la que el diálogo tuvo lugar entre artistas e intelectuales de la talla de Carlos Nine, Eduardo Romano, Juan Sasturain y Oscar Steimberg. En este sentido, el vínculo que el Congreso mantiene con el Festival Viñetas Sueltas es fundante en sus bases. En términos internacionales, hay un horizonte común entre el Brasil y la Argentina y estamos trabajando para que ello sea efectivo y no mera retórica o declaración de principios. En 2013 esperamos poder lanzar un documento conjunto para establecer un convenio y líneas de acción. Por lo pronto, estamos trabajando con distintos grupos de investigadores de la Universidad de Paraná, Curitiba y del Observatorio de Sao Paulo para poder hacer realidad ese proyecto.

Ver la entrevista completa aquí

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