viernes, 30 de diciembre de 2011

Unas líneas antes que se acabe el año...

Este año me he dedicado a la historieta mediante la formalización de mi editorial, Mágica Ediciones, la publicación de mi segunda novela gráfica, Mil Caras (descarga gratuita aquí), la administración de este blog, el dictado de algunos talleres de cómic en el Centro Cultural Británico y eventos afines.

Desde que soñaba con hacer historietas en Lima, en los años 90s, percibí y experimenté una serie de vacíos para la actividad: la falta de una enseñanza sistematizada, de calidad, la ausencia de editoriales locales y la difusión general del cómic en la cultura local. Con el tiempo, he podido entender un poco mejor las causas de nuestros vacíos profesionales y aportar, desde mis posibilidades, a la mejora o a la presencia del cómic en nuestra ciudad.

El cómic es un producto cultural que obedece los vaivenes de sus sociedades. Como actualmente vivimos en un sistema político-económico-cultural que nos orienta a construir nuestra identidad mediante la adquisición de diversas marcas, creadas éstas artificialmente mediante el aparato publicitario, es evidente que el cómic independiente queda rezagado totalmente de dicho circuito, pues a excepción del cómic de superhéroes estadounidense y ciertos mangas muy populares, que tienen un referente televisivo en sus respectivos animes, artistas (músicos, escritores, autores de cómic, etc.) con poco presupuesto quedan fuera del consumo masivo.

Esto no tiene visos de cambiar en los próximos años. No es bueno ni malo, simplemente es una condición de la sociedad en que vivimos. Algunos artistas ceden un poco sus contenidos para insertarse más con la cultura del entretenimiento y lograr así más ganacias. Otros no.

El cómic de buenos versus malos sirve generalmente como entretenimiento. Muchas veces es un modo de ingresar al mundo de la historieta.


Uno de los problemas de nuestros tiempos es justamente calificar una obra por "esto vende, esto no". Medir el éxito por el número de ventas puede funcionar para un marketero pero no para un autor, cuya vocación facilita la creación una experiencia estética mediante un giro temático novedoso; en el caso del cómic, abrir nuevas posibilidades narrativas, gráficas, inesperadas en un contexto determinado. Yo apuesto por esa búsqueda y trataré el próximo año de empujarla más, de aportar no solo como historietista sino como editorial a la creación de historias ricas como experiencia estética, mental, que ojalá nos hagan viajar por lugares únicos. Hacernos la vida diferente por unos momentos.

Renunciar al éxito comercial es clave para ello.


¡Feliz 2012 amigos!

Que el próximo año sea mejor.

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