31 de julio del 2011
Hace un par de años, el joven profesor Carlos Rojas decidió dar a conocer la vida de peruanos ilustres a través de una serie de singulares biografías. Como historiador, sabía a fondo la vida y milagros de muchos personajes de nuestro pasado; como educador, entendía que el reto consistía en ofrecer información fidedigna, con sus toques de vivacidad y humor. ¿Cómo conciliar en la escuela el rigor académico con la energía bienhechora de la sonrisa? Por fortuna, el autor tiene otra virtud: es ilustrador. Así que publicó en esa onda “Inca Garcilaso de la Vega. Biografía ilustrada”, con prólogo de Pablo Macera. De este trabajo me sorprendió el afán desmitificador con que es presentado el cronista y los salerosos referentes de la realidad actual. He recibido dos nuevas publicaciones: la primera sobre el arrinconado guerrero de la resistencia, luego de la derrota de Atahualpa, “El inca de Vilcabamba”; y la segunda referida a Miguel Grau. Ambos libros, de austera presentación, muestran los aciertos de la entrega anterior: escrupulosa investigación, amenidad y soltura estética, que combina dibujo y fotografías de época. Es evidente que Carlos Rojas, aunque muchas de sus páginas nos hacen sonreír, trabaja en serio y por el fortalecimiento de una real identidad nacional. No encuentro falsificaciones ni solemnidad. Sus textos e ilustraciones están salpicados de frases coloquiales y melodías populares de hoy, que apelan a la travesura del lector modelo, aquel que está sintonizado con el espíritu fabulador de las historias. Lo único circunspecto y que sirve de óptimo balance son los prólogos de Liliana Regalado de Hurtado y Francisco Quiroz Chueca, respectivamente
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