BELÉN ORTEGA. Cada persona posee una pasión; para mí la historieta significa poder exteriorizar sensaciones, emociones e historias mediante lo que más me gusta hacer, dibujar.
T. ¿Cuándo te das cuenta de que quieres dedicarte a la historieta?
B. O. La pasión por crear, por dibujar, comienza para mí ya siendo una niña.
T. ¿Cómo llega esa pasión?
B. O. Por dibujar, como he mencionado antes, desde que era pequeña, pero mi pasión por el manga llega un poco más tarde (nueve o diez años) y a través de las series ánime que emitían en la televisión. Los primeros personajes que empecé a plasmar en papel eran clásicos como Sailor Moon, Evangelion o Rurouni Kenshin.
lmente diferente; es más una cuestión de conocer un país que me apasiona, su lengua y su cultura; una cuestión de desarrollo y de crecimiento personal.
T. ¿Cómo fue ese primer contacto con Japón?
B. O. El primer contacto siempre es una explosión de emociones, y más en un país tan excéntrico y particular como Japón; la sensación es de estar en otro planeta totalmente diferente. Cuando consigues “acostumbrarte” y llevas una temporada viviendo allí, empiezas a conocer desde dentro la sociedad japonesa y te das cuenta de cuánto había de cierto en esos mitos y tópicos que corren por ahí. Por desgracia, muchos sí son ciertos; están muy occidentalizados, la imagen en muchos momentos lo es absolutamente todo, es una sociedad colectivista y machista, en la que cuando, por ejemplo, una mujer se casa, se le pide que deje de trabajar y se dedique a las tareas del hogar. Pero, por otro lado, tienen una herencia cultural, una conciencia colectiva y un respeto al prójimo admirables. Es un país increíble, y creo que hay que mirar más allá de los meros prejuicios, porque la ignorancia es uno de los peores males de nuestro tiempo. Es muy cómodo quedarte con la información que te llega y no pararte a contrastar o investigar qué hay de cierto en ello o no.
T. ¿Qué destacarías de ese país?
B. O. Su tradición cultural, su filosofía y la belleza de sus paisajes.T. ¿Estabas en Japón cuando ganaste el premio del manga en Barcelona?
B. O. Sí, eso fue en el Salón del Manga de Barcelona de 2008. Me llamaron para saber si podía estar en el salón y si podía pasarles imágenes de muestra de Himawari. Como no me dijeron para qué, me quedé bastante extrañada. Cuando les dije que estaban realizando una conferencia a las dos de la mañana a Japón tardaron poco en colgar (ja ja ja).
T. ¿Cómo fue la vuelta a España?
B. O. Bien y mal. Me costó muchísimo abandonar mi Japan life, sentía que dejaba un gran pedazo de mi corazón en aquella tierra. Pero, bueno, en cuanto volví, seguí con mi carrera y Glénat me ofreció la posibilidad de trabajar con ellos, así que no tuve tiempo que perder.
T. ¿Podrías hablarnos de tus aficiones?
B. O. Leer, leo libros de todo tipo, pero últimamente más de filosofía oriental. Resultan muy interesantes. También practico capoeira y, bueno, aparte de eso creo que, como todo el mundo, cine, naturaleza, ocio (nocturno… je je), etc.
T. ¿Qué puedes contarnos de la obra que te ha dado reconocimiento, Himawari?
B. O. Es una historia cuya premisa parte del típico cliché samurái: venganza, honor y poder. Tengo que decir, sin embargo, que aunque empieza siendo como te he dicho, una historia típica samurái, ha ido evolucionando junto conmigo misma a medida que la iba dibujando, y el resultado dista mucho de lo que yo pensaba que sería en un principio: se ha convertido en una historia profunda de sentimientos en la que el factor humano es lo que más cuenta.
T. Antes de su reciente publicación como libro, Himawari se presentó en dos publicaciones distintas, el fanzine Sugoi Magazine (2006) y la revista Line Mangazine (2007). Parece que es una historia que te acompaña ya desde hace bastante tiempo, ¿cómo fue la génesis de Himawari y cómo ha sido su evolución?
B. O. Desde que descubrí la figura del samurái y el Japón feudal mediante series como Rurouni Kenshin, fue un género que me apasionó desde el primer momento y se convirtió en una gran fuente de inspiración para mí. En 2004 empecé a dar salida a todas mis pasiones y dibujé los primeros diseños de los futuros Himawari y Shunya actuales, y tenía claro q
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