SUPERNAR DE HUACHO
Supernar es una inteligente y acertada obra que lleva aproximadamente
tres años de publicada por fascículos en Huacho; su autor, el huachano Harold
Pinedo Martínez, fue además su editor inicial. Relacionar a Huacho con el
cómic puede parecer una mención de
excepción sin embargo, esta ciudad tiene
importantes pasos dados en este arte; el primer cómic editado en Huacho fue “La
mano del muerto” (2001) de Víctor Pinedo (Vipol), hermano mayor de Harold,
quien además pertenece al importante grupo local de producción de historietas
Taller Loading, espacio creativo donde nació Supernar, siendo su colorista
Ángel Cueva Rodas.
A la fecha el personaje es reconocible y estimado no solo en su ciudad
natal sino que además ha sido bien recibido en los espacios feriales donde se
ha presentado en diferentes ciudades. La gran dimensión del personaje radica en
que su fantasía ha podido sintonizar cabalmente con niños y adultos. La
compilación de las aventuras de Supernar aparece ahora editada como segundo
volumen de la colección Avatares de Ediciones Altazor, la primera editorial peruana
que apostó por el cómic de autor el año 2000 con la edición de la célebre
revista “La Inocente Hecatombe”.
De todas las parodias y alusiones que se han construido a partir del
hombre de acero, ninguna más inmensa que la genial obra española Súper López,
creada por Juan López Fernández (Jan) en 1973 a encargo de la editorial
Euredit. Si bien el componente paródico y de humor disparatado es un fuerte
parentesco, en el caso de Súper López la alusión es referencial, y se da a
partir de un personaje de la clase media española que en medio de sus
frustraciones adopta imaginarse ser un superhéroe y sus vicisitudes empiezan a
presentarse a partir de gags visuales.
Supernar está dibujado con un trazo expresivo acorde al tipo de humor
que cuenta y presenta una puesta en
página cuyo ritmo esta marcado por la
acción en certera armonía con el desarrollo de los diálogos con los cuales se
construyen las episódicas situaciones narrativas. La torpeza por la cual no le
salen bien las cosas al héroe es una línea argumental elemental y de mucha
reiteración en la creación narrativa universal, construir una buena historia a partir de esta trajinada
línea argumental es uno de los más importantes méritos de Supernar.
En Supernar encontramos rápidamente que la lectura se nos plantea
cargada de un fino humor inocente y poco a poco vamos encontrando a la par un
simbolismo irónico bastante adulto y sobre todo muy propio de la idiosincrasia
peruana. Una imitación del superhéroe norteamericano más importante llega de
Estados Unidos a nuestra capital por ese deseo norteamericano de querer
controlar todo, incluso hasta las imitaciones de sus productos. El orden
capitalino temeroso del control de justicia que pueda traer la llegada de este personaje,
y ajeno a la preocupación del bienestar ciudadano, se deshace del paquete
enviándolo a Huacho: “Como siempre los
que pagamos el pato somos los provincianos”.
El personaje se va construyendo por su acumulación fracasos que lo
llevan fácilmente a convertirse de héroe a victima, siendo su peor enemigo su
propia torpeza. “Querido por pocos y
odiado por muchos”. En este sentido el lector no llega a identificarse con
el personaje, pero sí con su universo de contradicciones y sinsentidos. El
personaje se va haciendo más próximo mientras va resolviendo los sinsabores que
se le presentan como salir de la cárcel pagando coima o mientras nos va
presentando lo desarticulada de nuestra realidad, donde el principio de autoridad
y de orden social son elementos susceptibles para irónicas tomadas de pelo; no
nos resulta ajeno contemplar en clave de humor que las soluciones se presentan
como causantes de nuevos problemas.
La presentación del contexto local de la historia del “hombre con tanga” se desarrolla muy
bien a partir de la presentación de situaciones cercanas y sobre todo de antagonistas reconocibles:
“Los Malditos de Huacho”, “Yacunta” el chamán huachano que emerge de la laguna
La Encantada y el “Roba Puerta” un delincuente
creado a partir de un estigma social. Padecer esta realidad le significa a
Supernar ir haciéndose Huachano en su interpretación de la misma y con ello
universal.
El nombre Supernar es una interrogante sin resolver en la obra, sin
embargo encontramos algunas pistas que nos permiten llegar a conjeturas: la
firma del autor es Nar y el cartel publicitario ubicado en la parte superior de
un edificio dice “Tomar Nar Kola es
dañino”, suficientes pistas para imaginar placenteramente lo que no se nos
cuenta todavía.
Carlo Gonzales Ocampo
Harold Pinedo Martinez, autor de Supernar
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